Això és una llista de discs esencials que me varen demanar des del blog A letter for the stars a mitjans de 2007. Després de rellegir-ho amb una mica de distància, trob a faltar alguns discs ('Things we lost in the fire', 'After the gold rush'' o qualsevol dels primers REM ). Per aquella època llegia massa
revistes musicals, d'aquí les ínfules literàries de les ressenyes. Per favor, quedau-vos només amb la selecció musical. Gràcies.
revistes musicals, d'aquí les ínfules literàries de les ressenyes. Per favor, quedau-vos només amb la selecció musical. Gràcies.
4-track demos... PJ Harvey
14 canciones desnudas llenas de gemidos, guitarras punzantes y letras sobre venganza. Todo envuelto en un sonido y un artwork claustrofóbicos. Las maquetas de lo que sería 'Rid of me'. Nunca había escuchado nada igual. Tenía 17 años y este disco me dejó KO.
Don’t ask, don’t tell... Come
Mi disco favorito de mi grupo favorito. Cambios de ritmo espectaculares (el tramo final de ‘String’ me sigue poniendola piel de gallina); guitarras entrelazadas en crescendos sin coartada ruidista (‘Finish line’ o ‘German song’); el blues en la voz de Thalia Zedek (airada en ‘In/out’, derrotada en ‘Arrive’); y lo más importante, diez canciones como diez soles negros (‘Wrong side’, ‘String’, ‘Let’s get lost’). Lo dicho: mi disco favorito.
Electr-o-pura... Yo la tengo
Yo la tengo son los Woody Allen del indie rock: sé que apuesto sobre seguro, y prefiero escuchar cualquiera de sus discos menos afortunados a perder el tiempo con el efectista flavour of the month de turno. Aunque a veces se repitan, nunca defraudan. Ah! La música: simplemente excepcional. Este disco contiene alguna de sus mejores canciones (`Tom Courtenay’, una de las canciones que más he disfrutado en un concierto; ‘Blue line swinger’; ‘Decora’). Y cada vez que llega el minuto 2’45’’ de ‘Pablo and Andrea’ suceden cosas increíbles.
Canción favorita: Tom Courtenay
Sweet luck of amaryllis... Retsin
Cualquier disco en el que aparezca Tara Jane O’Neil me suele parecer una maravilla, desde Rodan a sus discos en solitario, pasando por este notable disco de folk pop tristón. Preciosos y extraños arreglos de guitarra adornan todas las canciones de este proyecto compartido con Cynthia Nelson. Otros ingredientes: cambios de ritmo marca de la casa y esas tan voces delicadas y emocionantes
Throwing Muses... Throwing Muses
De Kristin Hersh podría decir lo mismo que de Tara Jane O’Neil. Éste es el primer disco de Throwing Muses, con la formación original al completo. Cuando lo escuché por primera vez pensé que las canciones eran extrañísimas, que parecían compuestas por los habitantes de un manicomio en una isla desierta. Todo contribuye a esa sensación: la batería desbocada, los arpegios de las guitarras, las letras y, sobretodo, la voz desquiciada de una Kristin Hersh al borde de sí misma.
Canción favorita: Vicky’s box
Worst Case Scenario... dEUS
Este disco empieza con el riff de violín de ‘Suds & soda’, un hit inapelable. A partir de ahí, dEUS tocan, a su manera, todos los palos –a veces se parecen a Tom Waits y otras a Pixies. El contrabajo y el recitado de ‘w.c.s.’ son una delicia. Más tarde, entre algunos temas del montón, llegarán la ingràvida ‘Jigsaw you’, ‘Via’, ‘Let’s get lost’ o la desolada ‘Right as rain’, hasta llegar al otro gran tema del disco, ‘Hotellounge (be the death of me)’. No es su mejor disco (en conjunto, ‘The ideal crash’ es mucho mejor), pero vale la pena aunque sólo sea por escuchar aTom Barman preguntándonos: ‘are you listening? you fool! You magnificent liar!’
Canción favorita: Jigsaw you
In the afternoon... L’altra
Ideal para una tarde soleada de invierno, ‘In the afternoon’ es un perfecto tratado de melancolía que recomiendo escuchar si no se está excesivamente triste. Casi todas las canciones se apoyan en el piano de Lindsay Anderson, las guitarras cristalinas de Joseph Costa y los duetos vocales de ambos. El trío de canciones inicial (‘Soft connection’, ‘Certainty’ y ‘Black arrow’) deja claro el tono de un disco (infravalorado) que transcurre sin sobresaltos: medios tiempos de tristeza bonita envueltos en instrumentación acústica y algún amago de electrónica suave.
Canción favorita: Ways out
Amnesiac... Radiohead
Podría haber elegido ‘Kid A’, pero me he decantado por su disco gemelo por una sola razón: ‘Knives out’, una maravilla desarmante. Sin embargo, el resto del disco no le va a la zaga: experimentos como ‘Like spinning plates conviven con grandes canciones como ‘You and whose army?’, ‘I might be wrong’, la cadencia extraña de ‘Pyramid song’ o el fantasma de Chet Baker en ‘Life in a glass house’.
Canción favorita: Knives out
Experimental jet set, trash and no star... Sonic Youth
Sonic Youth son dios y yo empecé a creer a partir de este milagro menor. Recuerdo que me lo compré sin haber escuchado nunca al grupo (seguramente porque vi su nombre en alguna entrevista de Nirvana o de R.E.M). Este disco empieza con la única (?) canción acústica que les recuerdo (‘Winner’s blues’) y contiene ‘Bull in the Heather’, un hitazo marciano donde los haya. Kim Gordon canta las canciones más extrañas (sí, ya sé que eso suena redundante al hablar de SY), como ‘Bone’ o ‘Quest for the cup’; mientras que los temas de Thurston More son más directos (por ejemplo, la nirvanera ‘Screaming skull’). Un disco valiente e inagotable, como toda su discografía.
Canción favorita: Sweet shine
Gentlemen... Afghan Whigs
EL DISCO sobre las relaciones de pareja (preciosa portada). Un cantante de soul como la copa de un pino (Greg Dulli, cuyas letras en este disco son tan negras como su voz) desgañitándose en canciones explosivas (‘Fountain and Fairfax’, ‘Gentlemen’ o ‘Now you know) o en baladas guiadas por la slide guitar de Rick McCollum (‘When we two parted’). En ‘My curse’, encontramos el contrapunto femenino en la voz de Marcy Mays (muy recomendable su grupo Scrawl). Más tarde, en ‘1965’, virarían hacia un sonido más ‘extrovertido’, con apuntes de hammond y coros femeninos en muchas de sus canciones, aunque sin bajar un ápice el nivel de su música. Sin embargo, en mi opinión, ‘Gentlemen’ sigue siendo su techo.
London calling... The Clash
He redescubierto este disco hace poco tiempo y no me lo puedo quitar de la cabeza. 19 canciones y todas buenísimas, de la primera (el himno ‘London calling’) a la última (la bailable ‘Train in vain’). Entre tanto, van cayendo ‘Jimmy jazz’, ‘Hateful’, ‘Spanish bombs’, ‘Lost in the supermarket’ y todas las demás. Me encantan esas guitarras que parecen improvisadas durante la grabación; los duetos despeinados entre Mick Jones y Joe Strummer; y, sobretodo, ‘Guns of Brixton’.
Canción favorita: Guns of Brixton
Violent Femmes... Violent Femmes
Desde las iniciales ‘Blister in the sun’ y ‘Kiss off’, pasando por el comienzo a capella de ‘Add it up’, ‘To the kill’ (con su espléndido solo de guitarra acústica), ‘Promise’ o ‘Prove my love’, hasta la delicada ‘Good feeling’ (con violín incluido), éste se va convirtiendo, poco a poco, en un disco adictivo. Es increíble que un disco totalmente acústico desprenda tal electricidad postadolescente (un festival de hormonas descontroladas tras la primera decepción amorosa).
Canción favorita: Promise
Surfer Rosa... Pixies
Aunque lo haya escuchado cientos de veces, aún me entran ganas de saltar cuando llega ‘Oh My Golly!’. Ritmos atropelllados, guitarras hirientes, alaridos salvajes y cándidos coros se dan cita ya en este primer disco de Pixies. El sonido crudo (obra de Steve Albini) refuerza aún más si cabe composiciones tan primarias como ‘Vamos’ o ‘Something against you’.
Canción favorita: Bone Machine
Slanted and Enchanted... Pavement
Otro primer disco. Sonido amateur, distorsión crujiente (‘Summer babe’) y un cantante que parece que se acaba de levantar de la siesta. Las tiernas ‘Zurich is stained’ o ‘Here’ y ‘No life singed her’ sobresalen porencima del resto. Es un disco irregular (reconozco que aquí me puede la nostalgia), pero yo lo disfruto como una obra maestra. Para gente más exigente: ‘Crooked rain, crooked rain’, su segundo disco.
I see a darkness... Bonnie Prince Billy
Después de la colección de lamentos que fue Palace, Will Oldham se inventa un nuevo pseudónimo y publica este disco, cuyas primeras seis canciones valen su peso en oro. Más maduro y profundo que nunca, la sombra de este disco se vuelve más alargada con cada escucha. Incluso parece que Will Oldham hiciera un esfuerzo consciente por cantar mejor que nunca.
Imprescindible.
Canción favorita: I see a darkness
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